jueves, 26 de marzo de 2020

NO QUERÍA, PERO NO PUEDO EVITARLO





(Imagen de Muxote Potolo Bat)


Yo no quería escribir sobre el tema, pero no puedo evitarlo.

     El pasado jueves 12 de marzo, tras muchas sospechas, rumores y opiniones encontradas, se decidió que se cerraban los centros educativos y que finalizaban las clases durante un tiempo indeterminado.

      ¡¡¡¡ Si nos lo dicen una semana antes cuando pensábamos que era algo imposible !!!!.

     La noticia oficial, se comunicó a los colegios el viernes día 13 sobre las 12 y algo de la mañana, el equipo directivo de mi colegio, nos lo confirmó (pues ya nos había llegado a todos por redes) sobre las 13 horas y nos explicó las instrucciones. Digo se confirmó porque se había comunicado el jueves, pero el viernes todavía había colegio y aún no sabíamos cómo se iba a desarrollar el asunto.

      Mi colegio tenemos jornada continua, por lo que a las 14 se marchaban los niños a casa, este dato es importante para situarnos cronológicamente.

     En esas instrucciones se nos informa que tenemos que entregar a las familias una planificación de contenidos, tareas, horario,... me da igual cómo lo llamen, para entregarles antes de que se vayan a casa.

     El jefe de estudios de mi colegio, muy preparado, nos trae ya una plantilla para rellenar, algo que hacemos entre varias de las maestras de infantil, mientras las demás se ocupan de los niños. Lo rellenamos compartiendo ideas, pensando en qué se les puede recomendar hacer en casa a las familias con los niños,... y se intenta fotocopiar, y digo se intenta, porque en ese momento, todos los maestros queríamos hacer lo mismo. Nos organizamos, hacemos turnos y acabamos sacando la planificación junto a los niños unos minutos más tarde del horario habitual.

     Gracias desde aquí a la comprensión de las familias en ese momento.

     Aquí comienzan algunos problemas. Los que me conocéis, ya sabéis dónde trabajo, y para los que no, diré que mi centro es multicultural en cuanto a etnias, nacionalidades y diversidad de alumnado. Por qué especifico esto, pues porque tenemos alumnos absentistas, alumnos con desconocimiento del idioma de ellos y de sus familiares, y niños que ante el anuncio el jueves 12 del cierre de los centros, el viernes ya no vinieron a clase, estando en todo su derecho.

     Pero no fue obstáculo, ya que los maestros que nos adaptamos a todo, buscamos la forma de hacerles llegar esas hojas a los alumnos que no habían venido al aula a través de otros compañeros, llamadas de teléfono o mails, aunque ese día ya perdimos a parte del alumnado por el camino.

     Ese mismo día, nos reunimos el claustro de maestros en el gimnasio, para mantener ya distancias de seguridad (vaya tontería ya que habíamos compartido aula con todos nuestros alumnos durante toda la mañana y desde luego no hay espacio como para mantener distancias de seguridad y en el patio de recreo ya ni te cuento), pero lo hicimos. Allí decidimos que iríamos trabajando de otra forma, pero que había que irse adaptando a las circunstancias todos, alumnos y docentes.

     Entonces se declaró el estado de alarma, esto iba a cambiar todo y no se veía el final, pero de nuevo, esta vez al igual que el resto de la sociedad, nos adaptamos a las circunstancias.

     La semana siguiente, el equipo directivo ya puso en marcha las classroom de google para primaria y el site para infantil (no voy a entrar en la legalidad o no de estas plataformas, pues ahora no es el momento) ya que eran medios en los que nos estábamos empezando a formar en el centro y algo conocíamos y comenzamos a trabajar, cada uno a su ritmo, salvando dudas y problemas entre todos, ayudando a los compañeros menos tecnológicos (tampoco voy a entrar ahora en valorar las opciones que todos hemos tenido desde la escuela 2.0 de hace ya muchos años, en formarnos en el tema), compartiendo trucos y saberes, buscando soluciones a los problemas,...

     Y comenzamos a teletrabajar. Como os podréis imaginar, los comienzos fueron duros, nos dimos cuenta de nuestras limitaciones y de la carga de trabajo que esto conllevaba. Y no quiero que se entienda que me estoy quejando de lo que trabajo, ni mucho menos, simplemente que al ser un trabajo al que no estamos acostumbrados, nos cuesta mucho más que el que realizamos habitualmente. Además en infantil sobre todo, nos requiere un trabajo extra pues la inmensa mayoría del tiempo (por lo menos en mi caso), lo pasamos jugando en las propuestas o rincones de trabajo y no hacemos fichas casi nunca, es todo manipulativo y vivencial, con lo que encontrar actividades para realizar en casa es algo complicado.

     Las tareas que mandamos, buscamos que sean divertidas, que trabajen los contenidos, pero de la forma más lúdica que se pueda dadas las circunstancias, que requieran del material justo o que se pueda encontrar en las casas y que las puedan llevar a cabo con padres, abuelos o tíos, pues sabemos que hay personas que siguen trabajando y muchos niños pasan la mayoría del tiempo con otros familiares. (Yo misma tengo a mi sobrino a días, es lo que tiene tener padres sanitarios).

    Pero claro, yo trabajo en infantil y somos un poco un mundo aparte, pero qué ha pasado en primaria, pues que en algunas ocasiones se está cargando a los niños de tareas, se están adelantando contenidos curriculares, dejando de lado otros (luego me pararé algo más en esto), y los niños están agobiados por las tareas. (lo he visto cerca de mí por familia y amigos).

     Hay casas con un único ordenador y dos hijos o un hijo y un padre que lo necesitan, y eso si disponen, porque tomando y adaptando las palabras de Nando López @Nando_Lopez_  No todo nuestro alumnado tiene wifi en casa, ni siquiera una conexión a internet. No todo nuestro alumnado dispone de ordenador propio ni de impresora (Lo mismo serviría para el profesorado). No todo nuestro alumnado cuenta con ayudas o apoyos para seguir las clases desde casa. Y no pueden exigirnos que, por no tenerlo en cuenta, agravemos aún más la brecha social.

     Y llega la tele como solución a nuestros problemas, que no me quejo, que han puesto voluntad, pero los contenidos no son los adecuados, ni las formas de explicarlos. Aunque las iniciativas de entretenimiento para los más pequeños, son muy adecuadas, ahí está Aragón TV con la serie "Érase", un clásico con enseñanzas.

     Además últimamente se está observando un movimiento en las redes sociales de compañeros que se están ofreciendo para  ayudar a aquellos niños o familias que lo necesiten con las tareas escolares. Hoy en Twitter, Toni Solano @tonisolano publicaba "Pues no, no me ofrezco a las familias para ayudar con los deberes que mandan otros docentes. No me parece solidario. Un docente que manda tareas debe estar dispuesto a solucionar dudas; si requieren demasiada retroalimentación, quizá son demasiado complejas para ese nivel", a lo que yo he contestado que tampoco me ofrezco, porque considero que hay que mandar tareas que ellos solos puedan hacer ya que en muchas ocasiones están con personas que los cuidan o las familias no pueden por diversas causas. Las tareas tienen que adaptarse a los niños.

     Y para finalizar, he querido dejar, el tema para mí más importante, el emocional. Para los que me conocéis poco o nada, os contaré, que por motivos de salud, hace 2 años tuve que estar en casa sin moverme, durante un tiempo bastante largo. Aquello me acarreó alguna dificultad psicológica (por llamarlo de alguna manera), que he visto luego en otros casos de personas que han tenido que pasar por situaciones similares, pues no estamos acostumbrados ni preparados para ello.

     A lo que me lleva toda esta última parte, es a pensar en qué consecuencias va a tener este encierro en nuestros pequeños. Sí, ya sé que decimos que se adaptan a todo, que son moldeables, pero esta situación además no solo la están llevando ellos, sino que en cada casa hay como mínimo otra persona con ellos, y en ocasiones incluso muchas más que tampoco entienden nada, que les cuesta la situación y que desde luego no siempre pueden ayudarles.

     De ahí que mi reflexión hacia la enseñanza en tiempos de alarma, sería que les mandásemos actividades lúdicas para todo la familia en la que compartiesen tiempo, que pudiesen hablar, ser creativos, que no hicieran que floreciesen los enfados, ni los nervios que llevamos dentro, actividades o recomendaciones de tipo psicológico, emocional como las que diversas asociaciones, EOEIP u otros, están elaborando y compartiendo para todos y que los contenidos curriculares, se pensase bien qué hacer con ellos (pero todos a una, no cada uno a su marcha que es lo que está sucediendo), y más hoy que la ministra acaba de anunciar que igual no vamos al colegio más que 15 días en junio.

     Habrá que rediseñarlo todo.


     Esta historia está basada en hechos reales, los que yo estoy viviendo, pero comprendo que otros docentes, no compartan mis opiniones ni situación, pues cada uno trabajamos en realidades muy diferentes.

miércoles, 25 de marzo de 2020

LECTURAS

     Durante este encierro estoy leyendo bastante más, imagino que como muchos de vosotros, pero he tomado la determinación de dejar algo de lado la lectura de libros educativos y de leer otros géneros, pero me quedaba pendiente el hacer una reseña de los últimos que me había leído. 

     
     El primero de todos nos lo recomendaron en la visita al "Martinet" en Barcelona y claro, me lo compré. Pensaba que iba a ser algo más tipo a Heike Freire, que hablaría más de naturaleza, pero no ha sido así. Es un libro con un estudio muy interesante sobre el juego en general, no tanto como el juego en la naturaleza que yo creía. De todos modos, como digo siempre, algo he sacado, si es que soy de agradecidica. 


     Y el segundo, me lo habían recomendado, era algo novedoso, una pedagogía diferente, pero sinceramente, no me ha convencido nada de nada, no he acabado de entender muy bien lo que cuenta, se parece mucho a cosas que ya se hacen con otros nombres, pero además, se centra mucho en primaria y secundaria, por lo que para mí, se queda algo lejano. 

     Bueno seguid disfrutando de la lectura y de todo lo que se pueda en estas circunstancias que nos han tocado, y sobre todo, a quedarse en casita.