En los últimos tiempos, en mi barrio, se han suicidado varias personas y eso me ha hecho pensar mucho. Además a algunas las conocía personalmente.
Tengo muy claro que como sociedad estamos haciendo muchísimas cosas mal, pero una que me preocupa bastante es todo aquello que afecta a la salud mental de los ciudadanos.
Tendría muchísimas teorías de por qué cada vez las cabezas nos funcionan peor, como por ejemplo el uso del móvil, las redes sociales, el vivir rápidamente y con prisa, la desnaturalización de las ciudades, la falta de compañerismo, las valoraciones a nuestro cuerpo, el exigirnos demasiado, los modelos que se nos presentan y que son inalcanzables en la mayoría de los casos, esa vida perfecta que durante tiempo se nos ha "vendido"... Pero la verdad es que no me voy a meter en eso.
Nos estamos habituando a ver normal que haya personas que decidan quitarse la vida (tanto adultos como niños), a que todo se resuelva con unas pastillitas de la felicidad que te receta el médico de cabecera o el psiquiatra, a que los niños cada vez antes tengan que pasar por especialistas en salud mental, que existan ciertos trastornos desde las edades más tempranas, que haya unas listas de espera de casi dos años para que te atiendan en el servicio de psiquiatría del hospital, que no haya tan apenas psicólogos que te miren en la sanidad pública, que el ir al psicólogo privado sea un derecho solo de unos pocos que nos lo podemos pagar,...
Y sobre el tema de los suicidios, es verdad que como son datos que se respetan y no se cuentan abiertamente, no nos damos cuenta, pero existen y cada día más y eso nos debería de pesar. Aquí abajo os dejo dos enlaces a cifras.
Pero por otro lado lo que tampoco se puede permitir es que esto dependa también de tu condición social como ya he mencionado antes. Y por qué digo esto, pues porque las visitas psicológicas no son baratas y no todos podemos permitírnoslas. Y por qué tenemos que pagar la terapia, pues porque en la sanidad pública no hay medios. Que con ello no quiero decir que sea un problema del precio que ponen los especialistas, sino que deberían de existir más figuras en la sanidad pública. Todas las personas deberían de poder tener acceso a una terapia psicológica cuando lo necesiten y que tanto ayuda, y hablo del tema sabiéndolo bien porque yo llevo tiempo en terapia psicológica a temporadas (siempre que creo que lo necesito) y es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, ya sabéis que lo he dicho otras veces, pero me di cuenta que no todo el mundo lo hace. Es otro de los muchos especialistas médicos que visito cuando lo necesito.
Además de la parte económica, existe esa parte de tabú social para hablar de estos temas y yo misma también lo he comprobado cuando al hablar libremente de mis visitas al psicólogo había quien me miraba raro o incluso quien me decía que eso no se contaba o que estaba incómoda escuchándome. Pero también está la otra parte, esas personas que al escucharme han decidido comenzar una terapia.
Como en casi todo, es un problema a nivel de estado en el que nadie quiere meterse, pero que es de primera necesidad, se está demostrando que cada vez nos funciona peor la cabeza: aumento de casos de acoso escolar o laboral, aumento de enfermedades mentales, aumento de suicidios, aumento del uso de fármacos,...
Pero además hay otro factor que me preocupa y es que las enfermedades mentales también son unas grandes desconocidas y se usan muy a la ligera términos como ansiedad o depresión, sin saber qué son. Porque un día estés más nervioso, no significa que tengas ansiedad y así con otras. Y sí, son personas que pueden estar de baja y puedes verlas por la calle o de vacaciones, en muchos casos incluso con recomendación médica. Pero de este tema ya sabéis que he hablado muchas veces antes, porque cuando estamos de baja, parece que tenemos prohibido hacer ciertas cosas, pero los especialistas médicos que son los que nos conocen y controlan la enfermedad, nos dan permisos que nadie debería de valorar o juzgar.
Sobre todo cuando hablamos de depresión a veces tenemos una imagen errónea de lo que les sucede a estos pacientes. No siempre son personas apáticas, que no quieren salir de la cama, que lloran,... como en el resto de enfermedades, hay grados, hay variantes y cada persona lo afronta de manera diferente.
Hace unos tres años, y muy de cerca, conocí el término "distimia" o "trastorno depresivo persistente" que es un tipo de depresión muy desconocida y que es una depresión funcional, es decir, aparentemente esas personas no dan pistas de cómo funciona su cabeza, pero "la procesión va por dentro". Se trata de una depresión más leve, pero de larga duración, incluso pudiendo llegar a ser crónica.
Y luego está esa gente que cree que por decirles "anímate", "sé feliz", "disfruta de la vida", "no parece que estés enfermo", "pero si lo tienes todo, por qué estás triste", "todos tenemos problemas", "siempre hay cosas peores" y otras tantas, creen que están ayudando a la persona enferma y en muchas ocasiones es todo lo contrario, pues piensan y aún funciona más su cabeza.
Y cómo estarán las cabezas de nuestros peques, que se ha creado la Unidad Técnica de Salud Mental en el Ámbito Educativo en Aragón y están atendiendo a bastantes niños. Y no me voy a meter en valorar esta unidad y qué finalidades tiene, ni quien la ha creado, pero creo que es un paso si se hace correctamente. Pero no os hace pensar que algo estamos haciendo muy mal. Os dejo en enlace a la presentación de esta semana en redes sociales para que la conozcáis.
Y os dejo unas recomendaciones para cuidar nuestra salud mental.